

CONSEJO DE SALOMÓN
Pro 5:1 Hijo mío, está atento a mi sabiduría, Y a mí inteligencia inclina tu oído,
Pro 5:2 Para que guardes consejo, Y tus labios conserven la ciencia.
Pro 5:3 Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;
Pro 5:4 Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como espada de dos filos.
Pro 5:5 Sus pies descienden a la muerte; Sus pasos conducen al Seol.
Pro 5:6 Sus caminos son inestables; no los conocerás, Si no considerares el camino de vida.
Pro 5:7 Ahora pues, hijos, oídme, Y no os apartéis de las razones de mi boca.
Pro 5:8 Aleja de ella tu camino, Y no te acerques a la puerta de su casa;
Pro 5:9 Para que no des a los extraños tu honor, Y tus años al cruel;
Pro 5:10 No sea que extraños se sacien de tu fuerza, Y tus trabajos estén en casa del extraño;
Pro 5:11 Y gimas al final, Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo,
Pro 5:12 Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión;
Pro 5:13 No oí la voz de los que me instruían, Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!
Aquel que pone atención del entendimiento, guarda el saber y mantiene el conocimiento.
MUJER EXTRAÑA:
H2114
זוּר
zur
raíz primaria; volverse a un lado (específicamente para alojarse); de aquí, ser extranjero, extraño, profano; específicamente (participio activo) cometer adulterio:-ajeno, apartar, aventadores, de fuera, extranjero, (cosa, mujer) extraña, -o, haber quitado, lejano, volverse atrás.
Podemos entender como extraña dos razones: la primera que ya es una mujer casada, y la segunda que es una mujer de diferente cultura (extranjera). El lenguaje que ellas utilizan suele ser sensual, buscando alagar al hombre; son mujeres de sendas débiles y sus pasos llevan a la muerte, ya que lo que buscan es algo pasajero al no conocer Torah no saben el recato con el que se deben comportar y actuar.
El hombre al ser instintivo hace que se desvíen y se fijen más fácilmente en este tipo de mujeres. Es por este que deben estar atentos de no apartarse del camino de la Torah, del guía, del consejero; para que no abandonen la gloria, la majestad, la grandeza con la que han venido a este mundo.